Eventos Desafortunados
Los Eventos Desafortunados son aquellos acontecimientos simples que por si solos no tienen relevancia alguna, sin embargo, cuando se concatenan con algunos otros sucesos aparentemente inofensivos, molestos o simplemente inesperados, nos pueden conducir al desastre más absoluto.
Todo inició una soleada mañana del mes de mayo en la que me encontraba sentado frente a la tienda de abarrotes en la que laboro desde hace casi doce años como empleado de mostrador, seguramente habrá quienes piensen que eso demuestra una falta de iniciativa y de deseos de superación casi absoluta, pero la verdad es que disfruto pasar mis días con tranquilidad conversando con los clientes habituales, enterándome de algunas historias interesantes, escuchando los mismos viejos chistes de los clientes más añejos o en ocasiones como esta, padeciendo una extraña serie de Eventos Desafortunados.
Ese día no sonó el despertador como acostumbra ya que una interrupción de energía eléctrica durante la noche le ocasionó un desajuste, motivo por el cuál desperté una hora más tarde de lo habitual; Este retraso ocasionó que no tomara mi baño matutino y que saliera de mi casa sin un aseo adecuado (si a eso le suman que la tarde anterior recibimos un cargamento de harina que tuve que acomodar en la bodega, se podrán imaginar que tan presentable estaba), como salí apresuradamente de mi casa olvide las llaves de la tienda y al llegar me encontré con que me era imposible abrir el negocio.
Ante tal contrariedad (solo me había sucedido 3 veces en los últimos 10 años), decidí llamar al propietario a su casa para pedirle que llevara el juego de llaves extra, pero como salí de mi casa con tanta prisa, también olvide mi cartera y como soy enemigo de los teléfonos celulares, de pronto me encontré sentado en la calle frente a una tienda cerrada, al lado de un teléfono público que no podía usar por falta de monedas y tratando de decidir cual sería el mejor curso de acción a seguir; Como tengo algún tiempo cortejando a la dependienta de la panadería de enfrente, lo primero que pensé fue pedirle prestado el teléfono para hacer la famosa llamada, pero, recordé que no me había bañado y que aun tenia rastros de harina por toda la cabeza, así que renuentemente me dirigí a la farmacia de al lado para solicitar el teléfono prestado.
He de decir que no me gusta visitar ese establecimiento debido a que la propietaria, una mujer que raya en los 50 años, famosa por haber llevado una vida disipada que le dejó un cuerpo en el que se notan los estragos de los excesos cometidos, no pierde oportunidad para hacerme proposiciones indecorosas y comentarios obscenos que incluso logran que me sonroje, pero como no encontré otra alternativa me dirigí resignado a la farmacia para hacer mi llamada (tiempo después, recordé que de haber caminado 20 metros mas, habría podido usar el teléfono de la tienda de video).
Entre a la farmacia y después de las consabidas insinuaciones, me habían permitido el paso a la parte trasera del mostrador para usar el teléfono, apenas estaba marcando el número de mi patrón cuando entraron intempestivamente dos individuos que acababan de descender de un automovil que freno violentamente frente a nosostros, empuñando sendas pistolas, exigiendo a gritos atención para un herido e identificándose como policías.
La dueña, la dependienta y yo nos quedamos helados, uno de los hombres sangraba profusamente de un brazo y el otro tenia una enorme mancha de sangre que le cubría el pecho, salimos para auxiliar al herido, pero ambos hombres me sujetaron y me arrastraron hacia el auto y me señalaron a un individuo que yacía en el asiento posterior con dos terribles heridas en el pecho, como en alguna ocasión tome un curso de primeros auxilios reconocí la gravedad de la situación, por lo que entre corriendo a la farmacia, pase detrás del mostrador para tomar vendas, alcohol y todos los materiales de curación que encontré a mi paso para regresar inmediatamente al vehículo, poner manos a la obra y detener la hemorragia; No bien había entrado al vehículo cuando comenzaron a escucharse sirenas a lo lejos, recuerdo haber pensando que llegaban refuerzos a auxiliar a sus compañeros, pero me encontraba tan concentrado en mi labor, que apenas pude notar la puerta del automóvil cerrándose, mientras los otros dos sujetos abordaban, cuando me di cuenta de eso, levante la vista para averiguar que sucedía al tiempo que escuchaba el sonido del motor acelerando a fondo, también escuché varias detonaciones de arma de fuego y sentí como se estrellaba el cristal trasero del vehículo al recibir el impacto de una bala.
Incrédulo voltee a ver a los compañeros del herido y me encontré mirando muy de cerca el ojo negro del cañón de una pistola que me apuntaba directamente mientras que uno de ellos me decía, “Atiéndelo!!, Si algo le pasa te mueres!!, Me oyes!!, Te Mueres!!”, sin saber exactamente que hacer y escuchando cada vez mas cerca el sonido de las sirenas reanude frenéticamente mi labor al tiempo que pensaba en como escapar de tan ridícula situación.
El auto no paraba de dar tumbos mientras avanzaba a toda velocidad por las estrechas calles de la ciudad, perseguido por un sedan negro del que nos disparaban constantemente, una vez que a duras penas logre estabilizar al herido, volví la vista hacia mis captores y observe como el que me vigilaba se relajaba un poco para comprobar el estado de su compinche y decirle “Aguante Comandante!!, ya viene el apoyo”, en ese momento, una bala alcanzo una de nuestras llantas traseras y el vehículo se ladeo peligrosamente haciendo que el individuo soltara la pistola y que esta fuera a caer providencialmente sobre mi regazo.
Con un rápido reflejo sujete el arma justo antes de que el automóvil iniciara una volcadura espectacular que nos arrojo como muñecos de trapo en todas partes dentro del vehículo, una vez que el movimiento ceso, un silencio casi sobrenatural descendió sobre nosotros, el herido al que había atendido se encontraba en muy malas condiciones, mientras los otros dos luchaban por mantener la conciencia, yo había salido aparentemente ileso del accidente y me aventure fuera del vehículo solo para encontrar al sedan que nos perseguía a un lado nuestro y a cuatro sujetos malencarados que me apuntaban con sus armas “Tu quien eres?”, pregunto uno de ellos “Y suelta esa arma!!”, en medio de la confusión no había notado que aún sostenía la pistola en mi mano derecha, pero no la podía soltar ya que mi dedo índice se había hinchado con el golpe y estaba atorado con el gatillo de la pistola y dije, “No me dispare oficial, yo no vengo con ellos, no se como llegue a este automóvil, Se lo Juro!!”, al oír esto el sujeto arqueo las cejas y se echo a reír, “Ver para creer” dijo, “Pensé que eso era algo que nunca nadie iba a decirme a mi”, guardó la pistola y paso junto a mi para dirigirse rápidamente al coche volcado del que sacó un par de bolsas que yo no había visto en la parte trasera del vehículo, las sirenas sonaban cada vez mas cerca, por lo que el individuo regresó a su automóvil junto con los otros tres hombres y después de echarme un último vistazo, volvió a reír escandalosamente cuando partieron a toda velocidad.
No podía creer mi buena suerte, había salido bien librado de esa loca aventura, aun estaba tratando de asimilar lo ocurrido en los últimos minutos cuando escuche un sonido a mi espalda y voltee a tiempo para ver a uno de los sujetos salir del automóvil, en ese momento llegaron dos patrullas que derraparon para llegar a nosotros y de ellas descendieron cuatro policías uniformados que me apuntaban con sus armas al tiempo que me gritaban, “Arroja esa arma y tirate al suelo!!”, “No puedo” dije, “Que la tires o disparamos!!”, como vi que estaban dispuestos a disparar voltee hacia el individuo que salió del coche para que les explicara que yo no tenia nada que ver con ese asunto, el sujeto casi me había alcanzado, pero como estaba muy débil trastabillo y yo, automáticamente levante el brazo que sostenía la pistola para sujetarlo.
Se escucho un tremendo estallido y el tiempo pareció detenerse mientras una enorme mancha roja aparecía en el pecho del hombre, los policías me miraron incrédulos y cuando voltee para tratar de explicarles que todo era un error abrieron fuego contra mi, sentí tres, cuatro, cinco golpes en mi cuerpo que me proyectaron hacia atrás con una fuerza increíble, ahora estoy en el suelo, viendo el hermoso azul del cielo de una mañana de mayo y mientras el panorama se oscurece, solo puedo pensar en que debería demandar a la compañía de luz por haber iniciado esta cadena de Eventos Desafortunados.
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