Reflexiones de un Burócrata Iluminado

Diversas Reflexiones, Opiniones, Pensamientos e Historias que acompañan a una vida como la de todos, donde hay luz y sombras, en la que se viven con intensidad los errores y se sufren hasta lo indecible los aciertos.

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Nombre: Raistlin
Ubicación: D.F., Mexico

viernes, mayo 13, 2005

Primera Vez

Hoy es la primera vez que salimos juntos, al inicio de la tarde no tenía idea de lo especial que sería el día de hoy, el pretexto pudo ser cualquiera, el lugar lo de menos, la compañía insospechada e inocente, llegamos al restaurante como en tantas ocasiones he llegado con distintas acompañantes y nos instalamos cómodamente en un discreto rincón donde iniciamos nuestra comida.

Por primera vez tuve la oportunidad de apreciar con detalle la delicadeza de su rostro, si bien es cierto que habíamos charlado en varias ocasiones, nunca había sido en condiciones como la de hoy, en la que únicamente estábamos pendientes uno del otro y mientras escuchaba su conversación comencé a observarla con más atención, repase detalladamente su rostro moreno en el que destacan unos ojos negros como la noche, cobijados debajo de unas cejas apenas dibujadas que se mueven constantemente dándole una vivacidad agradable a su cara, vi una nariz aguileña mediana, unos labios rosas delgados pero bien definidos que cubren una dentadura blanca y pareja que completan el conjunto armónico de su rostro, un rostro enmarcado por una melena negra, larga y lacia, que cae pesadamente sobre sus hombros y se mueve libremente al compás de su cuerpo.

Al recorrer los detalles de su atuendo, me fijo en su blusa color rojo vino con empuñadura de doble botón que, sin ser vulgar, apenas logra contener un busto turgente y generoso que surge de un torso de cintura breve, lleva también un pantalón de vestir negro con un corte pensado para destacar las rotundas curvas de sus caderas, al tiempo que marca delicadamente un par de muslos delgados y bien formados antes de acampanarse un poco sobre las pantorrillas, remata el conjunto un par de zapatillas negras de tacón alto que me sorprenden un poco por lo breves y delicados que parecen sus pies en ellas, para terminar me fijo en sus manos, menudas, morenas y de uñas cortas, unas manos hermosas que están inquietantemente cerca de las mías.

La tarde avanza y hemos dado buena cuenta de una opípara comida y algunos tequilas, la algarabía del restaurante aumenta y es necesario que me acerque un poco más a ella para escucharla, las risas que no han faltado a lo largo del encuentro nos relajan y por un instante siento que la conozco de toda la vida, nos acercamos aún más y su perfume comienza a inundar mis sentidos, a nublar mi vista, a centrar mi mundo en ella, tanto, que aun no se a ciencia cierta como fue que finalmente nuestros labios se encontraron, como fue que comenzó ese beso interminable en el que nos bebimos el alma.

Nos separamos un poco turbados después de ese primer beso “Me besaste” dijo, “No, Tu me besaste a Mi” respondí, y sin saber que hacer rompimos en risas al tiempo que nos abrazamos fuertemente solo para besarnos otra vez, con cada instante que pasa el deseo crece y después de apurar al mesero para poder pagar la cuenta salimos apresuradamente del local, como quinceañeros poco podemos hacer para controlar el deseo y nos detenemos en cualquier lugar solo para besarnos profundamente ante las miradas asombradas y divertidas de los transeúntes.

En un mudo acuerdo, abordamos mi automóvil y nos dirigimos a algún lugar que pueda proporcionarlos un poco de intimidad. Llegamos a un pequeño motel e inmediatamente tomamos una habitación, aun antes de bajar del automóvil nos besamos urgentemente al tiempo que iniciábamos un viaje mutuo por nuestra geografía, comenzando a reconocernos, regocijándonos el uno en el otro.

Después de un rato bajamos del coche y entramos en la habitación. El tiempo se detuvo en cuanto cruzamos el umbral de la espaciosa suite y la urgencia dio paso a un deseo profundo de ser, de poseer, de pertenecer, siento como ella pega su cuerpo en mi espalda y como sus hábiles dedos comienzan a desabotonar mi camisa desde atras de mi, siento su pecho presionando mi espalda al tiempo que mi deseo por ella crece hasta volverse casi insoportable, siento sus labios en mi espalda despojada de la camisa mientras ella se deshace hábilmente de mi cinturón, me doy la vuelta y la atraigo hacia mi para besarla profundamente sintiendo su lengua respondiendo a la mía, la beso en el cuello, en la cara en el pelo, en todas partes y comienzo a morderle delicadamente el lóbulo de la oreja mientras mis manos avidas recorren sus caderas y sus nalgas.

Con una pequeña risa se separa de mi y observándome pícaramente comienza a desabotonar los botones de su blusa mientras camina a mi alrededor, dejándome que la observe en todo su esplendor, se deshace de las zapatillas y sube a la cama al tiempo que se despoja de la blusa y el sujetador dejándome ver ese maravilloso busto que se yergue desafiante a mi mirada, con un guiño me invita a acercarme a ella y hundo mi rostro sin prisas en ese espacio misterioso y profundo que se forma entre sus senos para después comenzar a besarlos sin prisa, siento sus manos en mi cabeza, jugando con mis cabellos mientras mi boca acaricia sus pezones que reaccionan a las caricias hinchándose e irguiéndose altivos.

Nuevamente recorro con mi boca incansable su cuello, su boca y su pecho, al tiempo que mi mano se abre paso entre el pantalón que ella aún conserva y se posa sobre su sexo, noto inmediatamente la humedad que la invade y el calor que la consume al tiempo que la acaricio sobre la tela de encaje que cubre el último espacio de su intimidad, la recorro despacio, con un suave movimiento circular que conecta uno tras otro los puntos sensibles de esa parte de su cuerpo; No se cuanto tiempo hemos estado besándonos y acariciándonos de esta forma, de pronto como si nos hubiéramos puesto de acuerdo nos separamos y nos despojamos de los últimos vestigios de ropa que aun conservamos.

De pie a un lado de la cama, la atraigo de espaldas hacia mi, presionando mi sexo rígido y caliente entre sus nalgas besandole el cuello mientras mis manos recorren despacio, precisas y concienzudas cada parte de su cuerpo, estrujando a veces sus pechos suaves y generosos, otras esparciendo la humedad de su sexo entre sus puntos de placer, sintiendo su cabellera caer sobre mi rostro y la presión de su cuerpo sobre mi, como si tratara de que nos fundiéramos en un solo ser.

Nos separamos un momento y ella se pone frente a mi, es más pequeña que de costumbre y se pone de puntillas para darme un beso húmedo y prolongado que acompasa el latir de nuestros corazones al sentirnos tan íntimamente cercanos, sin obstáculos, solo ella y yo, el mundo desaparece, el universo fuera de esta pequeña habitación no existe, solo tengo conciencia de nuestras manos recorriendo aventureras nuestros cuerpos mientras nuestras lenguas se comunican secretos guardados desde el principio de los tiempos.

Una vez mas nos separamos y con cuidado la ayudo a subir a la cama, nuevamente comienzo a recorrer su cuello, su boca y su pecho con mi boca al tiempo que mi mano se aventura cada vez mas en su sexo, recorriéndolo completo, sintiendo su delicada geografía, presionando, rozando, aventurándose un poco más adentro cada vez, hasta sentir su punto de placer y poco a poco llevarla hasta estallar en un orgasmo profundo que me empapa con su esencia.

No he dejado de besarla, de morder sus labios, de besar sus ojos y de oler su cabello, su mano se dirige a mi sexo y lo aprisiona con fuerza, recorriéndolo en toda su extensión, compartiendo el placer que sentimos libremente, plenamente, me separo un instante de ella solo para observarla desnuda, espléndida y hermosa como nunca antes la habia visto, una mirada suya me indica que debo seguir, que no debo parar, que aun nos falta camino por recorrer, así que con cuidado, me coloco sobre ella y me introduzco en su ser, al principio me siento fuertemente apretado dentro de ella y me invade una alegría inmensa, una sensación de plenitud que me dice que finalmente somos uno.

Por unos segundos me quedo inmóvil, disfrutando esa sensación de estar dentro de ella, sintiendo los espasmos de su cuerpo alrededor mío, apretando, acariciando, pidiendome que continúe, que no me detenga; Inicio un lento movimiento de vaivén, acompasándome a su respiración, besándola en el cuello, en la boca, en la vida, sintiendo como sus uñas recorren mi espalda, arañando, presionando, instándome a seguir, escuchando como los gemidos de su boca me marcan el ritmo a seguir, me indican como avanza su placer, me llevan acelerando el ritmo por momentos, mientras aumenta la presión de sus uñas en mi espalda y en mis nalgas; El sudor comienza a brotar de nuestros poros incrementando nuestro sentido del tacto, haciéndonos vibrar al mas leve roce de nuestros cuerpos, tomando conciencia total de nuestros cuerpos, logrando que sintamos cada centímetro de piel, en esta forma avanzamos cada vez mas rápido hacia el éxtasis, el ritmo acelerado ocasiona que nuestras bocas se busquen y no atinen a encontrarse en medio de la vorágine que se ha desatado, y así en crescendo llegamos juntos a un éxtasis que estalla entre humedad y las voces que brotan del fondo de su garganta.

Agotado, me abandono sobre ella y rodando hacia un lado permanecemos abrazados fuertemente durante una eternidad, su cuerpo descansa junto al mío, su cabellera es nuestro único cobijo, siento su aliento dulce sobre mi rostro y veo el brillo nuevo en sus ojos, ese brillo hasta ahora desconocido para mi, ese brillo que nunca olvidare, ese brillo que hace que mi cuerpo vibre junto al suyo, acerca tiernamente una mano a mi cara, la apoya contra mi mejilla cariñosamente y deposita suavemente un beso en mis labios.

Después de un breve instante, nuestras manos buscan los caminos conocidos, nuestras bocas se llaman y se encuentran, nuestros cuerpos se buscan dispuestos a comenzar una nueva aventura, a buscar nuevos espacios y nuevas formas de amar...

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